Ella cerró la puerta y puso doble llave, para que la calma no se escapara de la habitación. En la mesa, dos lugares preparados para compartir una cena con ella, dos copas vacías que se llenaban con las ausencias que hoy le sabían a gloria y las disfrutaba plenamente como cuando un niño saborea un delicioso dulce sabor a frambuesa.
Presurosa le ayudó a tomar asiento haciéndola sentir en casa, le acomodó los cojines de la silla y le puso la servilleta entre las piernas, por fin, una cena que compartiría con su amada soledad; charlaron largo rato acerca del pasado, rieron con sucesos vividos y lloraron secándose las lágrimas una a la otra, tomadas de la mano se miraban a los ojos y disfrutaban cada segundo de la compañía que hoy compartían mientras se decían cuanto se habían extrañado.
En un segundo travieso a Tana se le resbaló el tirante del vestido y su hombro atrapó inmediatamente la mirada de la Soledad, acariciándole la piel le preguntó… - ¿volvió a hacerlo?- Tana presurosa cubrió su hombro intentando ocultar, pero su Soledad había logrado ver el dolor que Tana escondía en una sonrisa. Una lágrima rodó por su mejilla y le respondió… -pero no volverá a tocarme mas-…. – él se ha ido- e hizo una pausa en donde un escalofrío se dejó sentir, un silencio agobiante que irrumpió la armonía del momento.
La soledad le acarició el hombro y le besó la herida, puso fomentos para tratar de hacer que deshinchara su brazo, entonces, se dio cuenta que no sólo el hombro lo tenía herido, todo el cuerpo estaba invadido, tenía las manos aún marcadas en la piel, el color rojo intenso que se percibía en su cuerpo y las heridas que aún sangraban, quizás el dolor mas intenso era el del alma quien había agonizado una noche antes en esa misma habitación.
Hoy, Tana se había llenado de fuerzas para denunciar por fin tantos años de prisión que vivía con él, quién al casi dejarla desfallecida entre los brazos de la muerte, le había hecho tanto daño, Tana y su Soledad se compartieron un fuerte abrazo, lloraron intensamente, pero hoy, Tana celebraba en compañía de la soledad, su libertad….
Por mi y por todas las mujeres que como Tana, viven ocultas en la oscuridad y el miedo, aterrorizadas por la incertidumbre de morir una noche cualquiera en manos de su compañero. Un grito entre mis murmullos por todas, y una letra que se eleva a decir....... “UNAMOS LAZOS CONTRA LA VIOLENCIA”
“Mina… por mi, por ti, por ellas….” 6/marzo/2009
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