23.10.08

Primeros pasos

Mi hijo de 12 meses por fin ha empezado a dar sus primeros pasitos. Qué cosa más…jodida. Sí, porque, de repente, se ha convertido en un autentico suicida.
Lo primero que uno descubre cuando su hijo empieza a andar es su afición por los deportes de riesgo: concretamente, a mi hijo los que más le gustan son el esquining, que consiste en lanzarse de cabeza contra todas las esquinas; el tresilling, consistente en subirse al tresillo y tirarse de morros contra la mesa, y el más peligroso: el telefunking… y empotrarse contra la pantalla. Sin ir más lejos, mi hijo el otro día se lanzó contra Los desayunos de Antena 3 y le comió tres churros a Isabel San Sebastián.
Bueno, con deciros que para que no se haga daño hemos tenido que acolchar las mesas, las puertas y las esquinas de toda la casa… Ahora más que en una casa parece que vivo en un psiquiátrico. Que, como yo le dije a mi mujer:
- ¿Por qué no acolchamos directamente al crio…?
Y ella me contesto:
- ¡Y una leche, yo he parido a un niño, no al muñeco de Michelin!
Pero seamos justos, ¿eh? A esa edad la vida es muy difícil. Tiene que ser muy humillante llorar porque tienes sed y que tus padres lo primero que piensen es que te has cagado. Es como si tú entraras en un bar, pidieras una caña, y el camarero en vez de ponerte una cerveza te oliera el culo.
Claro, por eso luego quieren vengarse de nosotros y se convierten en kamikazes con pañales: ¿se han fijado que los niños intentan suicidarse atacando nuestros puntos vitales? Tú entras en casa, le llamas, "¡Alvarito!",y ves que coge carrerilla y viene lanzado hacia tu línea de flotación.
En ese momento sólo tienes dos opciones: o bien te apartas y dejas que se estrelle contra el mueble bar y te descojonas de él… o te quedas quieto y dejas que te haga impacto y entonces es él es que te descojona a ti. Yo, como lo quiero mucho, siempre elijo la segunda opción… aunque reconozco que a veces me cuesta un huevo… o los dos.
Pero volviendo a las manías suicidas, también le ha dado por abrirlo todo: los cajones, las ventanas, la cabeza…Es tal el miedo que me da, que he acabado como Javier Clemente: jugando al cerrojazo…Por toda la casa tengo cerrojos: es más difícil salir de mi casa que salir de Cuba.
¿Y la comida, que? Otro peligro. Tú le intentas dar la papilla y él que pa'tu padre. Y, sin embargo, como dejes el jabón a su alcance estás perdido…Que digo yo que los fabricantes deberían tener esto en cuenta y hacer potitos con sabor a lavavajillas:"Compota de Fairy". Me imagino el eslogan…"Dos en uno: les alimenta… y les lava el estómago."
¿Y lo de meterse cosas por la nariz? Otro peligro. Me pregunto: ¿Cómo puede nadie encontrar placer en meterse algo por la nariz…? Quitando a Maradona, claro…Me estoy refiriendo a meterse canicas, monedas…
Bueno, es que lo de comerse monedas es una obsesión. Sólo falta que en los ojos les aparezcan las cerezas para ser una máquina traga perras. Y luego lo llevas a urgencias, lo miran por los rayos X, y el médico va y te dice:"Usted no tiene un bebé, usted tiene el BBV".
Al final siempre te mandan que les des un laxante y que esperes a que lo expulse. Y tú el día persiguiéndolo con el orinal. Vamos, que estás más pendiente de la devolución del niño que la de Hacienda. Es en esa época cuando descubres que el dinero es una mierda.
Y es que no puedes perderlos un segundo de vista. Yo estoy tan obsesionado, que el otro día llegué al trabajo y le limpié las manos a mi jefe con una toallita. Aunque esto ha sido siempre igual, mi padre dice que, de pequeño, yo también me tragaba monedas, y aquí estoy. Y eso que las de mi época eran mucho más peligrosas: ¡salía Franco!
*****
No sé quien lo escribió, me lo mandaron por correo y me hizo gracia porque refleja fielmente las situaciones que se dan cuando nuestros retoños empiezan a dar sus primeros pasos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me recuerda a alguien, jajajajajaja...

 

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